FLORA TRISTÁN. EDICIÓN DIGITAL
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Por qué menciono a las mujeres
Mujeres públicas
Asilos
Hasta la fecha, la mujer no ha contado para nada en las sociedades humanas. -¿Cual ha sido el resultado?- Que el sacerdote, el legislador, el filósofo la han tratado como una verdadera paria. La mujer (es la mitad de la humanidad) ha sido excluida de la iglesia, de la ley, de la sociedad. Ella no tiene ninguna función en la iglesia, ninguna representación ante la ley, ninguna función en el Estado.
El sacerdote le ha dicho: Mujer, tú eres la tentación, el pecado, el mal; representas la carne, es decir la corrupción, la podredumbre. Luego el legislador le dijo: Mujer, por ti misma, no vales nada como miembro activo del cuerpo humanitario; no puedes esperar encontrar un lugar en el banquete social. Si quieres vivir, tienes que servir como anexo a tu señor y amo, el hombre. Entonces, muchacha, obedecerás a tu padre, casada obedecerás a tu esposo, viuda y anciana, ya no se te hará caso. Luego, el sabio filósofo le dijo: Mujer, ha sido comprobado por la ciencia que por tu organización, eres inferior al hombre
Una condena tan terrible, repetida a lo largo de seis mil años, no podía más que impresionar a la multitud. Sin embargo, lo que nos puede dar la esperanza de poder
apelar de este fallo es que de la misma manera, durante seis mil años, los sabios entre los sabios han emitido un juicio no menos terrible sobre otra raza de la humanidad: los PROLETARIOS. Antes de 1989 ¿qué era un proletario en la sociedad francesa? Un villano, un patán, que se usaba como bestia de carga. Luego llega la revolución y de repente los sabios entre los sabios proclaman que la plebe se llama pueblo, que los villanos y los patanes se llaman ciudadanos.
Flora Tristán